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¿DE QUÉ COLOR SON LOS LENTES QUE USAS PARA VER LA VIDA?


Cuando nos levantamos en la mañana, abrimos nuestros ojos y miramos a nuestro alrededor. Algunos toman los lentes de la mesita de noche; otros se levantan, y se ponen sus lentes de contacto para ver mejor. Algunos con más suerte tienen una visión 20/20. De igual forma, usamos lentes para ver la vida, los cuales se encargan de filtrar todo lo que percibimos del mundo exterior.


Estos lentes para ver la vida están sustentados en las creencias y suposiciones que tenemos sobre nosotros mismos, nuestras relaciones con otros y sobre el mundo. Estos lentes ejercen una poderosa influencia en la forma en que respondes e interpretas las circunstancias que llegan a tu vida. Sin embargo, puede que de manera consciente no sepas que observas al mundo a través de ellos.


Quizás conoces personas quienes ven el mundo a través de lentes color de rosa, siempre tienen una actitud optimista; ellos ven lo mejor en todo y en todos. Del otro lado del espectro, seguro tienes unos cuantos amigos así, están quienes ven el mundo siempre oscuro, sombrío. Estos siempre esperan lo peor y raramente encuentran el lado positivo a las cosas.


Tenemos suposiciones acerca de muchas cosas. Algunas más útiles que otras. Por ejemplo, no es mala idea asumir que la noche sigue al día, que los conductores deben parar con la luz roja y que la constancia siempre genera beneficios. No cuestionar estos supuestos nos hace la vida más eficiente. Imagínate si todos los choferes cuestionaran el hecho de que la luz roja significa parar y la verde seguir ¡desastre total!


Los cristales con que observamos la vida funcionan como estos supuestos. No los cuestionamos. Ya sea por convicción, por comodidad o por temor al cambio, damos por sentado que nuestros lentes nos dan un reflejo exacto de la realidad.

Nuestras presunciones “colorean” todo cuanto nos ocurre y moldean la forma en que nos percibimos y nos expresamos ante el mundo. Por ejemplo, si ves la vida a través de los lentes de la perfección, asumes que todo debe ser perfecto todo el tiempo. O quizás si usas con frecuencia los lentes de la vulnerabilidad, andas por la vida asumiendo que el mundo es un lugar peligroso y que no se debe confiar en la gente.


Usualmente la “fórmula” de tus lentes se establece en la infancia. Las personas no vinimos al mundo sintiéndonos inadecuados, no merecedores de amor o perfeccionistas. Al contrario, aprendemos estos patrones a través de la repetición de experiencias. Los lentes emergen del abuso, del abandono, la traición, la crítica, por desastres naturales, pérdida, rechazo y otros eventos emocionalmente poderosos.


Algunos cristales han sido heredados de nuestros padres o nos han sido, de manera inconsciente, “prescritos” por estos. Por ejemplo, algunos padres se preocupan mucho por sobreproteger a sus hijos, y estos probablemente crecerán sintiéndose vulnerables.


Distinguiendo el pasado del presente.


Desarrollamos los lentes de la vida a partir de eventos significativos de nuestra infancia y les encontramos sentido cuando los usamos en conjunción con esos eventos. No obstante, no hay duda de que tu mundo ha cambiado desde entonces, pero tú probablemente sigues mirando a través de tus viejos lentes, cuya fórmula ya caducó. Ten por seguro que estos no te ofrecen una visión clara de tu actual realidad.


Seguimos usando los viejos lentes porque de manera inconsciente o no, creemos que estos nos protegen o nos benefician de alguna manera. Es por esto que no es fácil identificarlos pues la sola idea de deshacernos de ellos puede producirnos ansiedad.


Solo cuando comprendas que tus lentes te causan más daño que bienestar, tendrás la motivación para cambiarlos.


Es por esto que te hago una invitación a que explores a través de qué lentes estás viendo la vida. Quizás descubras que a ellos les debes tus emociones más estresantes como: depresión, ansiedad, preocupación, irritabilidad, aprehensión e incluso la rabia.

Procura entonces que los cristales a través de los cuales miras la vida estén muy limpios y libres de impurezas, solo así podrás apreciar lo maravillosa que es la vida y agradecer los regalos que Dios nos entrega a diario. La mejor forma de limpiarl​os es liberándote de prejuicios acerca de los demás, de las situaciones y de todo cuanto te rodea. Manteniendo también una actitud positiva ante la vida, pues todo tiene solución, nada es para siempre.

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