Las emociones son las que nos mueven a la acción, sin embargo muchas veces por bloqueos internos que provienen de experiencias de nuestra infancia o por creencias que vamos adoptando en el camino, perdemos la habilidad de reconocerlas y expresarlas adecuadamente.

Es entonces cuando nos convertimos en un adulto con muchas heridas internas, incapaces de conectarnos con nuestro poder personal para construir la vida que queremos y merecemos. ¡La que estamos destinados a vivir!

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Esta falta de conexión la observamos en nuestras conductas de autosabotaje, en el estrés del día a día, en nuestra incapacidad de relacionarnos bien con los demás o de tener una relación de pareja estable, en nuestra batalla con esos kilos de más e incluso en la enfermedad.