¡SOLTANDO AMARRAS!
Hay momentos en la vida en los que conviene hacer una limpieza, o mejor dicho, una renovación de nuestros pensamientos, creencias y costumbres. Especialmente de aquellas que nos mantienen atados al pasado o quizás estancados en alguna persona, circunstancia o lugar, como una relación que no funcionó o un objetivo que no pudimos lograr.
En lo personal este proceso de reinvención, el cual inicié hace tiempo atrás cuando decidí sanar mi depresión para siempre y no seguir dependiendo de medicación alguna, se intensifica ahora que nuevamente me mudo de país. Hace casi cuatro años experimenté mi primer proceso de inmigración cuando salí de mi Venezuela querida hacia Chile junto con mi esposo. Una experiencia de vida que siempre agradeceré profundamente pues me permitió reencontrarme conmigo misma y conectarme con mi propósito de vida.
Hoy nuevamente empacamos nuestras ilusiones, nuestras esperanzas de un futuro aún mejor para mudarnos a los Estados Unidos, un sueño postergado durante cinco años y al cual le llegó su tiempo. Así es, le llegó. Pues si algo he aprendido en esta vida es que por más que queramos que las cosas cambien o que algo ocurra, todo tiene un orden divino y un momento perfecto.
Y precisamente como en esta vida todo llega en el momento indicado, justo cuando lo necesitamos, me llegó como anillo al dedo un hermoso mensaje que me he permitido reproducir más abajo, cuyas premisas me parece clave reforzar en este momento tan crucial y tan significativo en mi vida con la idea de desprenderme de todo aquello que ya no me he es útil…de soltar los apegos y de aprender a valorar el momento presente.
A ustedes los invito igualmente a reflexionar al leer estas líneas, especialmente ahora que llega un nuevo año, porque seguramente ya habrán elaborado una lista de deseos y resoluciones para este 2015, sin embargo, nada nuevo puede entrar en nuestras vidas si no hacemos el espacio necesario para que entre. Esto implica deshacernos de todo aquello que ya no agrega valor y sembrar nuevos hábitos y pensamientos más acordes con lo que queremos lograr. Por eso la vida nos obliga constantemente a renovarnos brindándonos las experiencias y las circunstancias necesarias para lograrlo. En tus manos tienes el poder para hacer que cada día de este nuevo año valga la pena. ¡Ser feliz es tu elección y tu responsabilidad!...
“Es tiempo de soltar amarras…
Aquí dejo todo lo que me hace daño.
Es tiempo de ser más fluido con la gente. Conmigo mismo/a.
Es momento de dejar ir, de permitir que el viento me despeine y me sacuda; que se lleve el resentimiento. Que mi alma perdone deuda y deudores.
Es tiempo de que me perdone a mí mismo/a; ya me regañé bastante.
Fueron muchas las piedras que yo mismo/a puse en mi camino; los puentes dinamitados…
Para autocastigo ya estuvo bien. Elijo el camino de la aceptación; es más barato.
Acepto y entiendo que merezco empezar de cero; con alma transparente y espíritu tranquilo.
En mi vida, a partir de ahora, lo que ha de ser, será. Entiendo que por más que me angustie, no agregaré ni un centímetro a mi estatura; Jesús tenía razón.
Es tiempo de relajarme. Dios no me está juzgando. Así que, ¿por qué habría de hacerlo yo?
Es hora de levar anclas…de liberar cosas, de soltar gente. Nadie tiene por qué ser como yo quiera. Así están perfectos. Así ha funcionado hasta este momento su vida. ¿Qué mejor prueba podría pedir para convencerme?
Me dedico a atender lo mío, a refundarme. Viene bien tirar lo que ya no sirve, perdonar.
Entre ser feliz y tener la razón, elijo lo primero. Tener la razón es el peor de los desgastes, pues te quita el sueño intentando corregir al universo.
Es hora de soltar amarras, de confiar más en el Padre y menos en la apariencia de este mundo convulso. Me dejo ir. La vida me conduce.
Quiero comenzar de nuevo con un corazón joven, que brinque de gusto con los cantos que anuncian el día. Como cuando éramos niños… ¿te acuerdas?
Un alma que sea capaz de asombrarse con el amarillo de los girasoles, de ver en el cielo un milagro pintado de azul y no solo un día más, llano y simple.
Es tiempo de soltar amarras y maravillarme. He estado demasiado ocupado/a para ver las estrellas.
Elijo mirar la sonrisa del sol.
Elijo abrazar al aire. Me ama lo suficiente para mantenerme con vida. ¿Qué mejor prueba de amor?
Afortunadamente se me dio la facultad de elegir.
Elijo controlar mis propios demonios. Es más…he decidido darles vacaciones.
Es tiempo de soltar amarras, de levar anclas, de dejarme en paz. De tanto pelear conmigo mismo/a, se me estaba olvidando a qué sabe la sonrisa.
Qué estupendo es cuando no controlas a nadie, cuando no pides cuentas, cuando tiras a la basura los rencores.
A partir de ahora quiero ser más justo/a, la vida no es un tablero de ajedrez ni las personas caballos o alfiles. Trato a la gente como me gustaría que me trataran.
Si algo nos debemos, te ofrezco un abrazo, te pido una disculpa. Yo ya me perdoné.
¿Podrías hacerlo tú también? Yo te invito.
Renovación es una palabra muy comprometedora… ¡te obliga a cambiar sin excusas!
Sin nadie a quien echarle la culpa de nada. Pero definitivamente es el camino al cielo.
Nada es casualidad, no hay accidentes en el mundo de la voluntad.
Por eso, sea cual sea la razón por la que estés leyendo estas líneas, elijo creer que el Universo nos permitió crear este lazo, aun cuando ni siquiera nos hayamos visto.
Elijo creer que estamos dispuestos a sembrar más sonrisas en nosotros mismos y en la gente.
Te deseo que, ahora y siempre, estés lleno/a de bendiciones.
Si sueltas tus amarras, tendrás las manos libres para recibirlas”